Una aportación desde las hebras de paz de vida

Paz de vida

Los fusilaron juntos a los dos

EN CASILLAS DE FLORES (SALAMANCA)

En el pueblo de mis bisabuelos y abuelos, no hubo guerra directa, pero muchos hombres les tocó ir a combatir.

Mi bisabuelo y sus tres hermanos fueron llamados al frente nacional, dos de ellos a Salamanca, otro a Carabanchel en Madrid, y mi bisabuelo al llegar a Salamanca lo devolvieron al pueblo por ser el cuarto de cuatro hermanos.

Poli, uno de los hermanos de mi bisabuelo era sordo, pero no se libró de ir a la guerra, era ordenanza de un alto cargo nacional. Le tocó ir a la Batalla del Ebro 1939, sonaron las sirenas de bombardeo y como él no las oía le alcanzó una bomba y lo mató. Está inscrito en la cruz de los caídos en la plaza de la iglesia de nuestro pueblo junto a todos los que cayeron del pueblo en la guerra civil española.

Mi abuela dice que durante la guerra, sobre todo en los pueblos la gente fuera del bando que fuera aprovechaba las rencillas para matarse unos a otros.

José Mª era un señor del pueblo que ayudaba a todo el mundo, en su casa no faltaba un plato de comida independientemente si era nacional o republicano, el era nacional. También había otro señor con menos recursos económicos pero igual de buena persona, este comunista. Los ayudaban al prójimo sin mirar su filiación política. Una noche, no se sabe quién o no se quiso saber, los sacaron de sus casas, los llevaron a las afueras del pueblo y los fusilaron juntos a los dos.

En el pueblo de mi abuela había un grupo de soldados encargados de recoger la mitad de la cosecha de trigo de todo el pueblo y mandarla a Salamanca para hacer pan para los soldados y las personas necesitadas. Mi abuela recuerda como su madre calentaba cubos de agua y se los ponía a los soldados en las cuadras de los animales para que se lavaran.

Después de la guerra como escaseaban algunos alimentos y útiles, tenían que pasar a Portugal a comprar o intercambiar unas cosas por otras (patatas, trigo por café y azúcar, etc.). Tenían que tener cuidado porque a veces los Guardiñas portugueses o la Guardia Civil española les requisaba todo lo que llevaban y se quedaban sin nada.

 

EN MADRID

El padre de mi abuela era taxista en Valencia cuando empezó la guerra, se trasladó con toda su familia a vivir a Barcelona, muchos días le llamaban de los cuarteles para trasladar en su taxi a algún mando, en uno de esos trayectos tenía que llevar a un alto cargo cerca de la frontera de Francia, a su regreso no se sabe muy bien si fue una bomba o un tiroteo, fue asesinado. Mi abuela junto a sus hermanos y su madre, tuvieron que exiliarse en Francia ya que mi bisabuelo era comunista. Gracias a un tío suyo que era cura, los sacaron del campo de refugiados y los trajeron de regreso a Zamora, donde tenían familia.

Mi abuelo recuerda, tenía 3 años cuando acabó la guerra, que junto a su casa había un patio donde pusieron una alambrada y metieron a un montón de presos republicanos, había tantos que apenas podían tumbarse para dormir. En casa de mi abuelo había un pozo y un pequeño manantial, y él con bote de lata les daba agua a los presos que se la pedían. Cuando se los llevaron, su padre tuvo que coger cal y echarla por todo el patio y las paredes, porque estaba lleno de piojos y suciedad.

 

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